Sopa de mejillones, azafrán y patatas

Pon el azafrán en un bol pequeño y vierte 3 cucharadas de agua recién hervida. Deja reposar.

Lava bien los mejillones con abundante agua corriente y quita las barbas. Desecha cualquier mejillón que tenga la concha rota o que no se cierre al golpearlo en el borde del fregadero.

Pon los mejillones en una olla grande y vierte el vino. Cubre bien con una tapa. Pon la olla a fuego alto y cocina al vapor los mejillones durante 2 o 3 minutos. Retira la tapa una o dos veces y revuelve para asegurarte de que todos los mejillones se cocinen de manera uniforme. No los cocines demasiado o tendrán una textura gomosa.

Vierte los mejillones y el líquido en un colador colocado sobre un bol grande para recoger el caldo. Retira los mejillones de las conchas abiertas y reserva un puñado en un bol pequeño. Estos se añadirán a la sopa justo antes de servir. Revuelve el resto en el caldo de mejillones. Desecha cualquier mejillón que no se haya abierto.

Pon la patata en una cacerola y cúbrela con agua fría. Lleva a ebullición y cocina durante unos 8 minutos hasta que esté suave. Escurre.

Derrite una nuez de mantequilla con el aceite en la cacerola y fríe suavemente la cebolla, el apio y el ajo con la hoja de laurel hasta que estén completamente suaves, revolviendo regularmente. Añade el azafrán y el agua de remojo y cocina durante 2 minutos.

Pon los mejillones y el caldo, la patata, las verduras salteadas y la nata en una licuadora o procesador de alimentos y tritura hasta que la mezcla esté completamente suave.

Vierte a través de un colador en una cacerola limpia y calienta suavemente sin hervir, revolviendo ocasionalmente. Verifica la sazón. En el último momento, añade los mejillones reservados y divide entre 4 platos de sopa. Espolvorea con hojas de apio finamente picadas y sirve.