Panna cotta de flor de saúco con fresas y crumble de mantequilla

Poner la nata, la leche, las flores, la vaina de vainilla y las semillas en una cacerola a fuego suave. En cuanto el líquido empiece a hervir a fuego lento, retirar del fuego y dejar enfriar por completo.

Mientras tanto, para el crumble, vierte la mantequilla en una sartén pequeña y caliéntala suavemente hasta que adquiera un color marrón intenso y huela a nuez. Verter en un bol y dejar enfriar a temperatura ambiente hasta que esté firme.

Una vez que la mezcla de nata se haya enfriado, engrasa ligeramente el interior de seis moldes dariole (estilo cubilete) de 150 ml. Remoja las láminas de gelatina en agua fría durante 10 minutos. Cuela la mezcla de nata enfriada a través de un colador en una cacerola limpia, desechando las flores de saúco y la vaina de vainilla. Añade el azúcar y revuelve para que se disuelva. Pon a fuego bajo y vuelve a hervirlo, luego viértelo en una jarra grande. Exprime el exceso de líquido de la gelatina e incorpora a la crema caliente hasta que se derrita. Sigue revolviendo hasta que la mezcla se haya enfriado y espesado un poco, para que todas las semillas de vainilla no se hundan en el fondo. Vierte en los moldes y déjalo enfriando durante al menos 4 horas, hasta que cuaje.

Calienta el horno a 180C/160C ventilador/gas 4. Añade la mantequilla marrón con la harina, luego agrega el azúcar y las almendras. Extiende la pasta sobre una bandeja forrada con papel para hornear. Hornea durante 25-30 minutos hasta que el crumble esté dorado, revolviendo varias veces. Dejar enfriar.

Corta las fresas en rodajas y luego mézclalas con el azúcar y 1 cucharadita de agua. Deja macerar durante 20 minutos.

Coloca los moldes con las panna cottas en platos y cubre con las fresas y su almíbar. Espolvorea un poco del crumble por encima, sirve el sobrante en un bol y luego decora con algunas flores de saúco.