Huevos Benedict

Pon a hervir agua en una cacerola honda (al menos 2 litros) y agrega 3 cucharadas de vinagre de vino blanco. Baja el fuego a fuego lento.

Rompe los huevos en cuatro tazas de café o moldes separados. Parte los muffins, tuéstalos unos minutos por cada lado y calienta algunos platos para servir.

Derrite la mantequilla en una cacerola y retira los elementos sólidos blancos de la superficie. Mantén la mantequilla caliente.

Poner las yemas de huevo, el vinagre de vino blanco, una pizca de sal y un chorrito de agua helada en un bol de metal o vidrio que quepa sobre una cacerola pequeña. Batir durante unos minutos, luego poner el recipiente sobre una cacerola con agua apenas hirviendo y batir continuamente hasta que la mezcla esté pálida y espesa, aproximadamente de 3 a 5 minutos.

Retira del fuego y agrega lentamente la mantequilla derretida poco a poco hasta que esté todo incorporado y tengas una salsa holandesa cremosa. (Si se espesa demasiado, añade un chorrito de agua). Sazona con un chorrito de zumo de limón y un poco de pimienta de cayena. Manténla caliente hasta que sea necesario.

Agita rápidamente el agua con vinagre hirviendo para formar un remolino y desliza un huevo dentro. Se curvará y adquirirá una forma redonda y ordenada. Cuece de 2 a 3 minutos, luego retíralo con una espumadera.

Repite con los otros huevos, de uno en uno, volviendo a hacer girar el agua mientras deslizas cada huevo. Unta un poco de salsa sobre cada muffin, pon una loncha de jamón doblada encima y luego cubre con un huevo. Vierte encima la salsa holandesa restante y sirve de inmediato.